lunes, 15 de junio de 2009



Virgen del Trabajo

Una gran llanura de España se extiende entre el antiguo y nuevo lecho del Hada, el lago Como y el canal de Mezzola. En la época de Longobarda se desarrolló allí una población. Olonium. Por una inundación de 1520, la región quedó convertida en un conjunto de tierras pantanosas y malsanas. Todo fue abandonado, incluyendo la iglesia parroquial dedicada en el siglo XIII a san Esteban. El futuro beato don Guanella pasaba frecuentemente por allí y se preguntaba por qué permanecía sin cultivar tan grande extensión de campos, mientras en las cercanías los montañeses se disputaban palmo a palmo el terreno. Comenzó a ilusionarse con rendir un homenaje a Cristo, que se plasmaría en la resurrección de esa región. La Divina Providencia quiso que en 1900 tomara posesión de una gran superficie que abarcaba partes cultivadas, cultivables y salvajes, con más de 650 varas y una casa. Pronto una grandiosa estatua del Salvador Divino dominó aquella llanura, y ya construida una pequeña iglesia de madera, don Guanella hizo llamar a los primeros habitantes moradores de la colonia. Ayudados por él, partieron desde Colico, entre las risas del pueblo que los contemplaba. Todos se reían de sus locuras. Al grito benedictino "cruz y arado", mandó a talar plantas espinosas, eliminar malezas y a explanar hondonadas y montículos. En pocos meses nadie podía reconocer aquella extensión de 40 varas de lagunas y dunas de arena, ahora bien niveladas y sembradas. Pocos años más y 300 varas más quedaban transformadas en prados, viñas y fértiles plantaciones. Quiso restaurar también el Olonio alrededor de la bella iglesia del Salvador, que había sido proclamada también santuario de la Virgen del Trabajo. Se fueron construyendo año tras año numerosas casas para los colonos. El Ministro de Agricultura le concedió a don Guanella la medalla al mérito por sus esfuerzos y así María supo premiarlo. Un 5 de mayo en presencia de una multitud, fue bendecida la imagen de Nuestra Señora del Trabajo, ideada por nuestro beato. La Virgen inmaculada protege con la mano derecha a un trabajador arrodillado, mientras un campesino, también arrodillado, le besa el manto. La bella imagen resume su misión terrena: mediadora del amor y del trabajo.
En Argentina
El p. Agustín Urra, al regreso de su visita al pueblo San Salvador de Olonio, trajo en 1988 el entusiasmo y las primeras estampas de la Virgen del Trabajo. Hoy se la venera en un cuadro pintado por Daniel Darío Dezi, entronizado en la capilla de Nuestra Señora del Trabajo , que pertenece al Hogar de Ancianos de la obra don Guanella en Tapiales, Buenos Aires- Donovan 1651-